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Contemplando la democracia en el Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia

May 16, 2025 • By Alexander Hudson, Michael Runey
Fotografía de personas caminando por una acera en Sydney, Australia, por Dominic Kurniawan Suryaputra en Unsplash.

Podemos discrepar y aun así amarnos, a menos que el desacuerdo se base en mi opresión y la negación de mi humanidad y mi derecho a existir. – Robert Jones, Jr.

Aunque existe un creciente interés en la democracia más allá de la humanidad, esta forma de autogobierno (como la conocemos hasta ahora) ha sido un esfuerzo exclusivamente humano. Esto significa que toda la belleza, diversidad, ingenio, creatividad, miedo e incluso animosidad de los seres humanos han formado parte de la democracia desde que las personas han tomado decisiones colectivas sobre nuestra vida en común. En este Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia (IDAHOBIT), podemos detenernos un momento para reflexionar sobre que, si bien la democracia puede adoptar diversas formas en diferentes lugares, la exclusión, la persecución, el miedo y el odio, hacia cualquier persona en la comunidad política, afectan negativamente la calidad de la democracia.

Como se suele señalar, la democracia es un concepto esencialmente controvertido. Sin embargo, en IDEA Internacional sostenemos que existen dos principios fundamentales que describen la democracia en toda su diversidad a lo largo del tiempo y el espacio: (1) que existe control popular sobre los responsables de la toma de decisiones, y (2) que existe igualdad de respeto y voz entre los ciudadanos en el ejercicio de dicho control. Muchos se adherirían a estos principios en abstracto. La realidad suele ser más compleja. En todo el mundo, los procesos legales y políticos han tomado diferentes rumbos con respecto a la inclusión y protección de las personas sexualmente diversas, incluyendo leyes para proteger las definiciones tradicionales de matrimonio o familia, y para proteger los derechos de las minorías sexuales.

Medir la prevalencia de la diversidad de orientaciones sexuales y expresiones de género es difícil por diversas razones. Para muchas personas, se trata de un asunto profundamente personal, y en muchos contextos, afirmar públicamente una orientación sexual o identidad de género minoritaria conlleva un riesgo social y físico muy real. No obstante, las encuestas han revelado con frecuencia que porcentajes significativos de la población mundial son sexualmente diversos (es decir, tienen una expresión distinta a la heterosexualidad cisgénero), como el 9 por ciento de los encuestados en un panel de 30 países de Ipsos en 2023.

Si la democracia exige igualdad de respeto y voz entre los ciudadanos, las leyes que limitan la participación de cualquier persona en la vida pública por su identidad personal (como la expresión de género o la identidad sexual) también la perjudican. En este sentido, podemos retomar las ideas de W. E. B. Du Bois, cuyos escritos sobre la blancura y la negritud en Estados Unidos ilustraron cómo la participación en cualquier forma de opresión estructural empobrece —moral, material y psicológicamente— no solo a los oprimidos, sino también al opresor. Independientemente de si una de cada diez personas en un país es sexualmente diversa o no, la homofobia, la bifobia y la transfobia institucionalizadas representan serias amenazas para la democracia, no solo por los derechos y posibilidades que niegan a la ciudadanía LGBTQIA+, sino por cómo hacen que la igualdad de ciudadanía sea contingente, o incluso revocable

La igualdad y la dignidad de las personas sexualmente diversas pueden requerir diferentes medidas en distintos contextos y culturas. Además, debemos reconocer que las intervenciones de actores extranjeros en los diálogos nacionales no siempre han sido útiles. Aun así, este Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia es un buen momento para reflexionar sobre cómo la exclusión de las personas vulnerables (incluso si se trata de un grupo pequeño) implica que la democracia no se está materializando plenamente. Los seres humanos somos una especie diversa en muchos sentidos, incluyendo nuestras experiencias de género y orientación sexual. Nuestras democracias deben ser lo suficientemente amplias como para dar cabida a esto.
 

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About the authors

Alexander Hudson
Senior Adviser, Democracy Assessment
Michael Runey
Adviser, Democracy Assessment
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