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¿Qué significa la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI)+20 para la democracia?

Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI)+20 Evento de alto nivel 2025. Crédito de la imagen: Flickr UIT/Anne-Laure Lechat.
El año 2025 marca dos décadas desde que los gobiernos y la sociedad civil se reunieron por primera vez en Ginebra para imaginar una "sociedad de la información centrada en las personas", una idea que culminaría en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI).

Desde su inicio, la CMSI se ha convertido en una piedra angular de la gobernanza de Internet, reuniendo diversas perspectivas sobre su futuro. La revisión en curso de la CMSI+20 es más que un hito burocrático; es un punto de control crucial para el futuro de Internet. A medida que las Naciones Unidas revisan las normas que rigen las tecnologías digitales, desde la infraestructura de IA hasta la ciberdelincuencia, el proceso de la CMSI+20 desempeñará un papel fundamental en la configuración del futuro de Internet. El resultado de la revisión será relevante para la trayectoria de Internet, ya sea hacia el mantenimiento de un modelo abierto, democrático y con múltiples partes interesadas o hacia un sistema más fragmentado y centrado en el Estado, favorecido por los poderes autoritarios.

El espacio digital ha experimentado transformaciones drásticas desde que se establecieron el marco inicial y las líneas de acción de la CMSI. La tecnología, los servicios y la información digitales se han integrado profundamente en nuestra vida cotidiana y nos hemos vuelto cada vez más dependientes de ellos. Los avances en la tecnología informática, el auge de la inteligencia artificial (IA), la revisión de los protocolos de internet, la mejora de la infraestructura digital, el uso generalizado de internet y las aplicaciones pioneras de datos son algunos ejemplos de cómo internet ha revolucionado nuestras sociedades. Desglosar el proceso de la CMSI y sus decisiones en términos accesibles permite a los ciudadanos comunes visualizar cómo podría evolucionar internet y cómo esos cambios podrían afectar sus experiencias diarias en línea. El borrador cero, un texto preliminar y no negociado, se distribuyó a finales de agosto para dar a todas las partes interesadas tiempo suficiente para revisar los cambios propuestos y preparar sus posiciones antes de las negociaciones. Por supuesto, aún quedan dudas sobre el nivel de influencia que puede tener la sociedad civil.

Un campo de batalla por los derechos digitales

Un avance positivo del borrador preliminar de la CMSI+20 es su grado de integración de los derechos humanos y las libertades fundamentales. El documento hace referencia a la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) en repetidas ocasiones y armoniza su labor con la de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH). El borrador preliminar establece claramente la importancia de proteger, respetar y promover los derechos humanos y las libertades fundamentales tanto en línea como fuera de ella.

La integración de un lenguaje contundente sobre derechos humanos en el borrador preliminar es importante debido a la erosión global actual de la libertad de expresión y la libertad de prensa. El informe sobre el Estado Global de la Democracia de IDEA Internacional afirma que:

"Las disminuciones fueron más comunes en Libertad de Prensa, Libertad de Expresión, Igualdad Económica y Acceso a la Justicia. La disminución de la Libertad de Prensa, que afecta a casi el 25% de los países, es la caída más generalizada desde el inicio del conjunto de datos en 1975. Aproximadamente uno de cada cinco países también experimentó disminuciones en Libertad de Expresión (el 22% de los países)." 

Los gobiernos utilizan cada vez más herramientas digitales para suprimir las libertades periodísticas en un intento por silenciar las voces disidentes. Ejemplos recientes incluyen Bielorrusia, donde el gobierno de Lukashenko ha encarcelado o exiliado por la fuerza a periodistas opositores al gobierno y ha suprimido todas las formas de libertad de prensa. Esta censura ha demostrado ser un arma eficaz contra los valores democráticos. Sin embargo, estos principios son fundamentales para la democracia y deben cumplirse con salvaguardias significativas para detener el uso de mecanismos digitales represivos, como los bloqueos de internet, la censura y la vigilancia masiva. Los esfuerzos por alcanzar un consenso en las negociaciones pueden resultar en una reducción de la fuerza del lenguaje de los derechos humanos, especialmente en medio de la creciente defensa de marcos de gobernanza digital soberanos. El debilitamiento de estas disposiciones podría afectar las salvaguardias relacionadas con la seguridad del usuario, la privacidad en línea y la libertad de expresión.

La creciente defensa de la soberanía digital se ha convertido en un campo de batalla importante y controvertido en las conversaciones sobre las sociedades de la información. La soberanía digital, también conocida como autonomía tecnológica, se ha convertido en un concepto controvertido. Para algunos, se trata de un modelo de gobernanza digital que busca reducir la dependencia de hardware extranjero, proveedores de nube y plataformas monopolizadas. Para otros, implica fragmentar la gobernanza de las tecnologías digitales en islas controladas por los países, donde los gobiernos nacionales pueden tomar decisiones unilaterales sobre contenido, infraestructura y protocolos técnicos.

Si bien la soberanía digital suele enmarcarse como una estrategia para reforzar el control local sobre la infraestructura digital, suscita importantes preocupaciones sobre su impacto en los derechos democráticos en línea, como la privacidad y la libertad de expresión. En los últimos años, más países han mostrado un creciente interés en este modelo, influenciados por actores importantes como China y Rusia. China favorece un enfoque centrado en el Estado y de cibersoberanía para la gobernanza de Internet, lo que permite un mayor control gubernamental sobre las actividades en línea de los ciudadanos, a la vez que amplía el alcance de su industria nacional de TI. Mientras que Rusia, con un enfoque similar, también promueve la sustitución de plataformas extranjeras por alternativas nacionales y aboga por normas internacionales que legitimen un mayor control estatal sobre los flujos de información.

El término "soberanía" puede tener connotaciones positivas, las reivindicaciones de soberanía digital de estos y otros actores en el proceso de la CMSI+20 cuestionan el modelo de internet abierto, ya que el concepto se utiliza a menudo para justificar el control nacional sobre la gobernanza digital con fines políticos o económicos. Por lo tanto, garantizar que la gobernanza de internet siga siendo inclusiva, equilibrada y guiada por principios de múltiples partes interesadas es crucial para preservar la apertura, la accesibilidad y la seguridad, ya que una internet global no fragmentada es un pilar de la democracia y esencial para el derecho a buscar, recibir y difundir información.

Defender la colaboración como camino a seguir

Promover el modelo de Internet abierta requiere la colaboración constante entre las partes interesadas, que el borrador cero consolida al establecer la permanencia del Foro de Gobernanza de Internet (FGI). En lugar de extender el mandato del FGI por otra década, el borrador actual declara su carácter permanente. El FGI es una plataforma multisectorial que facilita el diálogo sobre políticas de gobernanza de Internet y su implementación. El Foro actúa como un puente entre las diversas partes interesadas, contrarrestando así la fragmentación de los procesos regulatorios de la gobernanza de Internet. Además, el FGI crea un espacio que permite el intercambio de experiencias, conocimientos y experiencia técnica que incluye a la sociedad civil y a los actores técnicos. Muchos argumentan que la participación inclusiva de las partes interesadas es esencial para garantizar que los debates sobre políticas se basen en realidades técnicas. A diferencia de otros procesos donde el término "multisectorialidad" ha desaparecido como una mera formalidad a la que los responsables políticos no le han dado la debida consideración, el FGI ha sido calificado como la plataforma más inclusiva del mundo para el diálogo sobre políticas digitales. La permanencia del IGF garantiza un enfoque ascendente para la gobernanza de Internet que reúne diversas voces, desde gobiernos y empresas hasta la sociedad civil y usuarios individuales, en una plataforma colaborativa y centralizada. Para la ciudadanía, la multisectorialidad es crucial para incluir las voces marginadas y reforzar la dimensión de derechos humanos del borrador. Sin embargo, algunos han expresado su preocupación por el hecho de que, incluso si el mandato del IGF se hace permanente, aún no existe un mecanismo para integrar significativamente las contribuciones en la toma de decisiones intergubernamental.

La eficacia del Foro como plataforma multisectorial está determinada por la divergencia de intereses y agendas nacionales. Las tensiones geopolíticas actuales dificultan aún más la creación de consenso entre las diferentes partes interesadas. El borrador preliminar de la CMSI+20 aborda cuestiones relacionadas con la reducción de la brecha digital y la garantía de un acceso sin trabas a Internet en todo el mundo. El borrador también promete fortalecer la inclusión de los países en desarrollo, en particular los del Sur Global, en un esfuerzo por reducir la brecha digital. Algunos ejemplos incluyen el compromiso de facilitar la participación del Sur Global en el IGF y la organización de centros de investigación en IA y programas de becas para desarrollar capacidades en tecnologías nuevas y emergentes, como la IA. A medida que las tecnologías emergentes y la IA crecen a niveles sin precedentes, su gobernanza inclusiva es esencial para garantizar su uso seguro y ético, permitiendo a todos aprovechar sus oportunidades y protegiéndolos de sus desafíos. La IA funciona como un arma de doble filo en el contexto democrático. Por lo tanto, es necesaria una implementación cuidadosa, teniendo en cuenta las repercusiones que su uso inseguro y poco ético puede tener en la integridad electoral y la resiliencia democrática. A pesar de los esfuerzos por crear igualdad de condiciones para todos los Estados, la brecha digital global sigue siendo un obstáculo fundamental para lograr un acceso asequible y significativo a las tecnologías digitales. La conectividad global que comprende la equidad y la inclusión digitales redunda en beneficio de todos y permitiría el uso seguro y eficaz de las tecnologías digitales.

¿Afectan estas negociaciones internacionales la vida de los ciudadanos comunes? La respuesta es un sí rotundo. Aunque estos procesos puedan parecer inalcanzables, sus resultados inciden en cómo usamos y dependemos de las TIC a diario y, en consecuencia, en los principios democráticos en los que se fundamentan nuestras sociedades. Por lo tanto, el proceso de la CMSI es esencial para salvaguardar el carácter liberador de Internet y su gobernanza. Salvaguardar el modelo multisectorial de Internet es solo una de las innumerables maneras en que la influencia del proceso de la CMSI se manifiesta en nuestra vida cotidiana.

Las consultas abiertas sobre el borrador cero actual son fundamentales para el documento final que finalmente se adopte, y la inclusión de la sociedad civil es fundamental. Como en cualquier proceso de la ONU, se negociará el lenguaje, y muchos Estados y partes interesadas buscarán un compromiso aceptable para todos que integre diferentes perspectivas. En última instancia, los resultados de la revisión de la CMSI+20 definirán el futuro de la gobernanza digital democrática. El proceso de la CMSI+20 no solo decidirá el futuro marco para la gobernanza del ecosistema digital, sino que también definirá la trayectoria de la democracia en el mundo interconectado.

La CMSI+20 presenta una oportunidad única para fortalecer y consolidar los valores democráticos en la era digital fomentando la cooperación global, promoviendo la participación inclusiva y transparente de múltiples partes interesadas y garantizando que Internet siga siendo abierta, basada en los derechos y accesible para todos. El resultado de la CMSI+20 influirá en la manera en que las sociedades defienden los derechos humanos, protegen el espacio cívico y refuerzan los mecanismos de rendición de cuentas a través de las fronteras, sentando las bases para un futuro digital en el que las prácticas democráticas de las TIC no sólo se preserven sino que también se renueven continuamente.

 

Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este comentario son las de los autores y no representan necesariamente la posición institucional de IDEA Internacional, su Junta de Asesores o su Consejo de Estados Miembros.

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Laura Osterrieth
Laura Osterrieth
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