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Los desafíos del presidente Laurentino Cortizo

Image credit: Presidencia Perú@flickr
Aclaración: Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas de su autor e independientes de intereses nacionales o políticos particulares. Además, estas opiniones no representan necesariamente la posición institucional de IDEA Internacional, su Junta de Asesores o su Consejo de Estados Miembros.

 

En su investidura el pasado 1 de julio, Laurentino Cortizo planteó a sus compatriotas la visión del Panamá que quiere forjar como presidente: un país “con oportunidades para todos” porque “el país de la bonanza no puede esconder el país de la miseria”.

Dicha visión es sensible al estado en que recibe Panamá. Hoy el país se enfrenta a la desaceleración económica, el crecimiento de la desigualdad y una creciente desconfianza ciudadana en la política.

¿Cómo es el Panamá que recibe Cortizo? En primer lugar, la economía en 2018 creció la mitad de la media anual del periodo que va del 2001 al 2013, apenas empujada por el “Panamá moderno”, es decir por el aporte combinado del comercio, el transporte, y la intermediación financiera (más de la mitad del PIB, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo). La manufactura, la minería, agricultura y ganadería aportan menos del cuatro por ciento al PIB. Además, la deuda pública panameña se ha triplicado en la última década. El modelo, que los panameños llaman “transitismo”, es vulnerable a las guerras comerciales del mundo de hoy y sus límites se sienten en los bolsillos de los panameños de a pie, en especial si son rurales o de las comarcas: una encuesta de abril, en víspera de las elecciones, reportaba al desempleo (27 por ciento) y los precios (24 por ciento) como los principales problemas que afectan la vida de los panameños, seguidos por la corrupción, la educación, la salud, la seguridad y el transporte.

En segundo lugar, como Cortizo recordó en su mensaje, Panamá es el sexto país más desigual del mundo (según un informe del Banco Mundial del 2016). El 20 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza y, aunque el desempleo es apenas del 6 por ciento, el 44 por ciento de dichos empleos son informales.

En tercer lugar, la desconfianza ciudadana quedó retratada en tres datos de las elecciones generales del 5 de mayo, sin precedentes desde la recuperación de la democracia: la participación electoral más baja (73 por ciento), las votaciones más altas para candidatos presidenciales independientes (24 por ciento), y la tasa de reelección de diputados más baja (apenas 21 por ciento).

Contra este telón de fondo, el Presidente Cortizo ha anunciado en su investidura una serie de “acciones prioritarias” para afrontar dos “retos monumentales”: reactivar la economía y combatir la corrupción. 

En lo económico, aunque el plan está en espera hasta que se cuente con información completa de las finanzas públicas, el Presidente ha confirmado su promesa de campaña de “poner plata en la calle” a través del pago de deudas a proveedores y contratistas del Estado; la creación de programas para promover exportaciones; apoyar el emprendimiento juvenil y femenino; así como atraer la inversión privada en servicios e infraestructura, entre otras.

Respecto a la integridad y el combate a la corrupción, Cortizo ha anunciado un Código de Ética para la Función Pública. También confirmó que presentará este mismo mes de julio sendas propuestas para la reforma de la Ley de Contrataciones Públicas y de la Constitución. El grueso de las propuestas para la reforma a la Constitución, cuyas bases han sido elaboradas por el Consejo de la Concertación Nacional para el Desarrollo, apuntan a reforzar la independencia en los nombramientos judiciales, mejorar la representación política y mitigar el clientelismo. Por ejemplo, de concretarse estas reformas se suprimirían las planillas de personal y donaciones manejadas directamente por los diputados, que la Contraloría General de la República cifró recientemente en 166 millones de dólares. “El clientelismo nos intoxicó” ha sentenciado Cortizo.

Contrastando contexto y acciones prioritarias ¿serán éstas suficientes para poner a Panamá en el camino a ser un país que ofrezca iguales oportunidades para todos?

Es muy pronto para saberlo, a un presidente se le juzga por sus resultados. Para que la política contribuya a diversificar la economía, distribuir riqueza y, en palabras de Cortizo, “haga sin robar”, se requiere de nuevas formas de hacer política. Cortizo cuenta con dos bases reales para su reformismo: mayoría en la Asamblea Legislativa -algo que solo uno de sus seis predecesores en democracia tuvo- y la hoja de vida de un político curtido: ministro, diputado, presidente de la Asamblea Legislativa y dos veces aspirante a la candidatura presidencial de su partido. Pese a esto, o quizás precisamente por esto, el presidente se ha ofrecido reiteradamente como concertador, dispuesto a “unir esfuerzos” y construir consensos. Realineamientos en la política y la sociedad requieren de coaliciones amplias y tiempo. Como en la vida, en política a veces se va despacio porque se tiene prisa.

Acerca de los autores

Ex miembro del personal - Miguel Angel Lara Otaola
Senior Adviser, Democracy Assessment
Jorge Valladares Molleda
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