El Salvador elegirá nuevo presidente el próximo 3 de febrero, en primera vuelta, y el 10 de marzo, en segunda, de ser necesaria. Arriba, instalaciones del sistema de captura y transmisión de actas de resultados electorales. Crédito: Tribunal Supremo Electoral de El Salvador.

El Salvador celebra elecciones presidenciales (presidente y vicepresidente) el próximo domingo 3 de febrero. Poco más de 5.2 millones de ciudadanos están convocados a elegir al sucesor de Salvador Sánchez Cerén y de Óscar Ortiz. Se trata de la sexta contienda presidencial desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se juega su continuidad en el poder, que detenta desde 2009.

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Son cuatro los candidatos que aspiran a encabezar la cuarta economía centroamericana: Carlos Calleja, conocido empresario, por la Alianza por un Nuevo País (Arena-PCN-PDC-DS); Hugo Martínez, político y diplomático, por el FMLN; Josué Alvarado, empresario que vivió muchos años en el extranjero, por el recién creado partido Vamos; y Nayib Bukele, exalcalde de San Salvador, por la Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana). Destaca que Bukele fue alcalde en dos ocasiones, postulado por el FMLN, del que fue expulsado en 2017. Logró el registro de su candidatura presidencial tras crear un partido político y establecer alianzas con otros existentes—que en el camino perdieron su registro por apoyarlo.

La campaña duró cuatro meses: del 2 de octubre de 2018 al 30 de enero de 2019. Hubo dos debates presidenciales: el 16 de diciembre, en la Universidad de El Salvador, y el 13 de enero, en ubicación desconocida (por razones de seguridad), a instancias de la Asociación de Radiodifusores (Asder) y la Asociación de Universidades Privadas de El Salvador (Auprides). Ambos encuentros fueron transmitidos por radio, televisión y redes sociales. Si bien no se definieron de antemano los temas a discutir, a los moderadores se les permitió controlar de manera estricta los tiempos de intervención de cada candidato y orientar el debate hacia las propuestas.

Desde las primeras mediciones de intención de voto, en julio de 2018, hasta las últimas (23 de enero) antes del cierre de campaña, Bukele ha encabezado las preferencias sin ceder el primer lugar. En 2018 hubo encuestas que le daban 30 puntos porcentuales de diferencia con el segundo lugar—Calleja, invariablemente; sin embargo, algunas casas, como Centro de Opinión Pública, cerraron la contienda en enero con menos de diez puntos porcentuales de diferencia, con la salvedad de que el porcentaje de indecisos se encuentra entre 15 por ciento y 25 por ciento. De materializarse esta ventaja, se estaría ante un escenario en el que, por primera vez desde 1989, la presidencia no queda en manos de los partidos tradicionales.

Lo que es claro es que se trata de una carrera entre dos—Bukele y Calleja, que podría dirimirse en una segunda vuelta, el domingo 10 de marzo, en caso de que ninguno obtenga la mitad más uno de los votos válidos. Por ello, ambos candidatos multiplicaron los actos organizados antes del cierre de campaña, en busca del voto de quienes residen tanto en el país como en el exterior. Tienen el reto, además, de convencer a más salvadoreños a salir a votar: en 2014, 55.32 por ciento de los ciudadanos ejercieron su derecho en la primera vuelta, mientras que 60.88 por ciento lo hizo en la segunda.

Los desafíos que enfrenta el país en materia electoral son importantes. Hay que recordar que en el Índice de Percepciones de Integridad Electoral de las Universidades de Sydney y Harvard, El Salvador obtiene un nivel de “integridad moderada”, con 54 puntos en total y a media tabla entre países latinoamericanos. Más importante, de los once componentes que conforman el Índice, hay que destacar que “financiamiento de campañas” registra la calificación más baja. En sintonía con el resto de los países latinoamericanos, El Salvador experimenta problemas en áreas como la transparencia de las cuentas de los partidos políticos, el uso de recursos públicos en las contiendas y de equidad en las donaciones hechas a las campañas. Además, si bien está establecido que al menos 30 por ciento de las candidaturas (propietarias y suplentes) deben ir a mujeres, aún falta mucho trabajo para alcanzar plena equidad, tanto en proporción como en modo (paridad horizontal y vertical).

Por lo que hace a la organización de los comicios, ésta corre en todas sus fases a cargo del Tribunal Supremo Electoral, máxima autoridad electoral tanto administrativa como judicial. Al igual que en 2018, se mantiene la novedad para esta elección de que los integrantes de los Organismos Electorales Temporales—encargados de recibir y procesar los votos—son ciudadanos sin afiliación partidaria, contrario a lo que sucedía antes, si bien fueron propuestos por las fuerzas políticas. A horas de la elección, los procesos de organización y logística de la elección ya están listos para recibir millones de sufragios el domingo.

Las elecciones son solo presidenciales pues el calendario electoral en El Salvador no está homologado; en marzo de 2018 se celebraron elecciones legislativas y municipales. En las primeras, Arena obtuvo 37 de los 84 escaños (41.7 por ciento) que componen la Asamblea Legislativa—El Salvador es un país unicameral; el FMLN, 23 (24.5 por ciento); y Gana, 10 (11.45 por ciento). Dado que los diputados duran en su encargo tres años—con reelección indefinida, las elecciones presidenciales y legislativas coinciden cada quince años (la próxima vez, en 2024).

IDEA Internacional cuenta con información abundante sobre El Salvador en distintas bases de datos que ha construido, como la de cuotas de género, financiamiento político, justicia electoral, participación electoral y democracia directa. Destaca por su poder comparativo y alcance longitudinal el índice del Estado global de la democracia, que registra comportamientos mixtos para cada uno de los cinco atributos que lo componen.

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Acerca de los autores

Ex miembro del personal - Félix Roberto Gómez Mostajo
Programme Officer
Ex miembro del personal - Miguel Angel Lara Otaola
Senior Adviser, Democracy Assessment
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