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¿Cuáles son las tendencias de la doble vuelta electoral en América Latina?

La Segunda Vuelta Electoral (SVE), doble vuelta electoral o balotaje, es una variante de las fórmulas electorales de mayoría, y en América Latina (AL) su incorporación a los sistemas electorales se ha focalizado sobre todo en las elecciones presidenciales, aunque existen países que la contemplan también para otros cargos, casi siempre ejecutivos.

Aclaración: Las opiniones expresadas en este comentario son las del autor. Este comentario es independiente de intereses políticos o nacionales específicos. Las opiniones expresadas no representan necesariamente la posición institucional de IDEA Internacional, su Junta de Asesores o su Consejo de Estados Miembros.

 

Con datos de 2014, en 14 países de AL se establece constitucionalmente la posibilidad de la SVE en elecciones presidenciales si ninguno de los candidatos obtiene, en primera vuelta, una mayoría establecida, por lo regular del 50 por ciento más uno de los votos emitidos. En 2023 se llevarán a cabo elecciones presidenciales en países que contemplan la SVE: en Guatemala, el 25 de junio y la probable SVE el 20 de agosto; en Argentina, el 22 de octubre y probable SVE el 19 de noviembre. Mientras que en 2024, si bien varios países tienen elecciones presidenciales, como México, Panamá, Venezuela, solo en El Salvador, República Dominicana y Uruguay contemplan la SVE en sus constituciones. ¿Cuáles son las tendencias de la doble vuelta electoral en AL sobre todo en las últimas elecciones presidenciales?

Diseños institucionales de la Segunda Vuelta Electoral

Los diseños institucionales de la SVE en AL son variados, pues dependen de los cargos a los que se apliquen y las condiciones para activarla, aunque por lo regular sucede si ningún candidato obtiene el 50 por ciento más uno de los votos emitidos, pero no es la regla. En Brasil, por ejemplo se aplica para todos los ejecutivos: presidente, gobernadores y presidentes municipales con más de 200,000 mil habitantes. Mientras que en Perú se aplica también para elecciones a gobernador y vicegobernador en caso de que no obtengan el cargo con más del 30 por ciento de los votos en primera vuelta. En Colombia en octubre de este año habrán elecciones regionales con la innovación de la SVE para escoger la Alcaldía de Bogotá con la fórmula 40 por ciento y una diferencia de 10 por ciento de la primera opción respecto a la segunda.  En nueve países de AL se activa la SVE con barrera de acceso simple, es  decir,  cuando  ningún  candidato  obtiene  en  primera  vuelta  el 50 por ciento  más  uno:  Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Guatemala, Perú, El Salvador, Uruguay y Haití. Mientras que en cinco, la SVE tiene una barrera de acceso  variable, que condiciona su activación: en Argentina se puede evitar si la candidatura ganadora obtiene el 45 por ciento mas uno de los votos ó el 40 por ciento y una diferencia del 10 por ciento respecto del segundo lugar, en Bolivia y en Ecuador se puede evitar si obtiene el 50 por cientomás uno ó más del 40 por ciento y una diferencia superior al 10 por ciento respecto del segundo lugar, en  Costa  Rica se necesita el 40 por ciento más uno, y en  Nicaragua el 45 por ciento más uno o una votación superior al 35 por ciento y una diferencia de más del 5 por ciento respecto del segundo lugar.

Los (posibles) efectos

Los efectos de la SVE pueden ser mecánicos y/o “no esperados”. Los mecánicos se refieren a los impactos esperados sobre: a) las campañas, como las posibles alianzas estratégicas entre la primera y la segunda vuelta; b) el sistema de partidos, si lo fragmenta o lo congela, o si genera o no polarización; y c) la relación entre el ejecutivo y el legislativo, es decir, si genera gobiernos divididos o unificados, y ello depende de si el resultado confirma al ganador de la primera vuelta o hay un resultado reversible, es decir, que el candidato que perdió en primera vuelta gana en la segunda. Tales efectos dependen del desarrollo de las campañas y de los resultados. Si desde al inicio de las campañas no se perfila un ganador, probablemente haya SVE, por el contrario, si desde las primeras encuestas se perfila un claro ganador, entonces los efectos serán diferentes, se reduce la incertidumbre y las estrategias de los partidos políticos se orientaran a fortalecer su presencia en el legislativo u otros cargos en disputa.

Se ha dicho que la SVE aumenta la legitimidad de los gobiernos electos, pero es falso.

Es un argumento que se encuentra en casi todas las iniciativas que han llevado a su implementación, pero parten de una lectura sesgada sobre el principio de legitimidad. La mayoría de votos es una condición necesaria pero no suficiente para configurar a un gobierno legítimo, se requiere también que las elecciones sean apegadas a derecho y, después, será el desempeño en el cargo lo que hará aumentar o decrecer la legitimidad.

Las tendencias de los últimos años

Desde los procesos de transición a la democracia en los años 80 del siglo XX y hasta el año 2018, en América Latina se llevaron a cabo 106 elecciones presidenciales en los 14 países que contemplan la SVE en sus constituciones. En 51 elecciones no fue necesaria aplicarla, porque se obtuvo la presidencia en primera ronda, mientras que en 55 (51,8 por ciento) si se llevó a cabo la SVE, de las cuáles en 41 (38,6 por ciento) se confirmó el resultado de la primera vuelta, mientras que solo en 15 (14,1 por ciento) hubo reversión.

Si bien la polarización es un efecto cuasi-mecánico de los sistemas electorales con SVE, en los últimos años en AL ha aumentado significativamente.

Entre 2019 y 2022 se llevaron a cabo 13 elecciones presidenciales en 12 de los países que contemplan SVE (véase Tabla 1) y casi la mayoría se han caracterizado por desarrollarse en un contexto de amplia polarización, generando inestabilidad post-electoral en los sistemas políticos. En 5 elecciones no fue necesaria la SVE, pues los candidatos obtuvieron el cargo en primera vuelta: en 2019 en Argentina, Bolivia y El Salvador; en 2020 en República Dominicana y nuevamente en Bolivia. Éste último tuvo dos procesos electorales presidenciales en menos de dos años, las elecciones de 2019 fueron anuladas después de una crisis política que llevó a la salida de Evo Morales, y las de 2020 que llevaron al poder a Luis Arce del MAS. En ambos procesos no fue necesaria la SVE, pero la polarización fue la constante.

 

Tabla 1. Países que contemplan la SVE y procesos electorales con integridad 2019-2022
País
Año
Fue necesaria la SVE
Resultado
Tipo de Gobierno
Argentina
2019
No
-
Cuasi-unificado
Bolivia
2019
No
-
Unificado
2020
No
-
Unificado
Brasil
2022
Si
Confirmación
Dividido
Chile
2021
Si
Reversión
Dividido
Costa Rica
2022
Si
Reversión
Dividido
Colombia
2022
Si
Confirmación
Unificado
Dominicana, R.
2020
No
-
Unificado
Ecuador
2021
Si
Reversión
Dividido
El Salvador
2019
No
-
Dividido
Guatemala
2019
Si
Reversión
Dividido
Perú
2021
Si
Confirmación
Dividido
Uruguay
2019
Si
Reversión
Dividido
Fuente: Elaboración propia con información de los organismos electorales de cada país

 

En ocho casos (66,6 por ciento) si fue necesaria la SVE pero solo en tres el resultado confirmó al ganador de la primera vuelta: en 2021 en Brasil y en Perú, y en 2022 en Colombia. Empero tanto en Brasil como en Perú se configuraron gobiernos divididos, y en éste último, dicha situación ha profundizado la crisis institucional que arrastra desde hace más de 5 años. En 5 casos (41,6 por ciento) la SVE generó resultados reversibles en 2019 en Uruguay y Guatemala, en 2021 en Chile y Ecuador, y en 2022 en Cosa Rica. Lo relevante de estos casos en que en todos se configuraron gobiernos divididos. En suma, la SVE al parecer no necesariamente configura mejores gobiernos electos, si bien ha servido para descartar a figuras políticas radicales que ponen en riesgo la estabilidad de los sistemas políticos, tampoco es cierto que genere mejores condiciones para la gobernabilidad.

 

Este artículo fue cedido para ser publicado en Café Semanal Latam.

 

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Acerca de los autores

Fernando Barrientos del Monte
Politólogo
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