
La búsqueda de la democracia no está completa sin políticas, medidas y prácticas que intenten reducir la desigualdad entre el hombre y la mujer en todos los ámbitos de la vida y que afiancen la democracia y su interacción con el género.
Se supone que la democracia debe transformar las relaciones de poder entre hombre y mujer al promover una distribución equitativa del poder y la influencia entre la mujer y el hombre. Tenemos el compromiso de asegurarnos de que la igualdad de género esté integrada a la construcción de la democracia.