
Presentacion del informe El estado de la democracia en el mundo y en las Américas 2019, México
Buenos días a todos y todas,
Empiezo por saludar, a nombre mío personal y a nombre de IDEA Internacional, al Dr Felipe Fuentes Barrera, Magistrado Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; al Dr Lorenzo Córdova, Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral; y al Maestro José Agustín Ortiz Pinchetti, Fiscal Especializado en Delitos Electorales, que me honran al acompañarme en esta sesión inaugural.
También a todas las autoridades del estado mexicano que nos acompañan, así como a los representantes de misiones diplomáticas acreditadas en este país.
Es un enorme gusto estar en este lugar, entre amigos de muchos años, compañeros de viaje en esta larga e inacabable peripecia de debatir la democracia y construirla en nuestra región. Es esta una tarea que, como sabemos, se hace casi siempre nadando contra corrientes históricas muy fuertes, que no hacen fácil ni mucho menos inevitable la consolidación de la democracia en América Latina.
Y pese a estar entre amigos, debo decir que cada vez que vengo a las instituciones electorales mexicanas, me impresiona un cierto sentido de la solemnidad que transmiten. Siempre me ha dado la impresión de que en estos recintos hay conciencia del papel determinante que estas instituciones juegan en la salud de la democracia mexicana y del rol crucial que en efecto jugaron en la transición democrática en este país. A estas instituciones se les debe, en buena parte, que en un país donde las elecciones no significaban nada, ahora signifiquen mucho. Con eso vienen críticas duras, disputas políticas de alto y bajo calibre, que no son más que la prueba tangible de la relevancia que esas instituciones ostentan. Lo que estoy tratando de decirles es que no pierdan de vista, en medio del barullo de los titulares de prensa, el valor del patrimonio institucional que ustedes han construido en materia electoral, un patrimonio que gravita en este salón y que es orgullo para México y para América Latina. Se los digo como latinoamericano y como amigo.
Pues bien, hoy tenemos el privilegio de que esta casa nos albergue para discutir sobre el estado global de la democracia. Es una discusión oportuna. Como sabemos, la democracia está teniendo que lidiar con retos muy severos en todo el mundo, retos que en algunos sentidos son los mayores desde la aciaga década de 1930. La sensación de esperanza e inevitabilidad que rodeó la asombrosa expansión global de la democracia durante la segunda mitad del siglo XX se ha desvanecido. La norma en nuestras discusiones es hoy el pesimismo y la ansiedad sobre la salud de la democracia.
¿Está la democracia gravemente enferma? Y si así fuera, ¿cuáles son las prescripciones adecuadas para que recupere su vitalidad?
Son esas las preguntas que IDEA Internacional busca contestar con este Reporte sobre el Estado Global de la Democracia que nos encontramos presentando hoy aquí.
Como posiblemente haya algunos de ustedes que no están familiarizados con IDEA Internacional, quizá convenga hablar un minuto sobre nuestro instituto y el trabajo que realiza.
IDEA es una institución intergubernamental, con 33 estados miembros de todas las regiones del mundo, incluyendo a México y otros 7 países de América Latina, cuya misión es apoyar y promover la democracia en todo el mundo.
¿Cómo ha hecho esto desde hace 24 años?
IDEA Internacional es una institución peculiar, que tiene una naturaleza dual y que se enorgullece de llamarse a sí misma, y aquí voy a usar la expresión en inglés, un “think-and-do-tank”. Es, por un lado, un centro de pensamiento que por ya casi un cuarto de siglo ha venido produciendo conocimiento comparado y sustentado empíricamente sobre sistemas electorales, reforma política, diseño constitucional, financiamiento político, igualdad de género en el ámbito político y, en general, temas centrales de la gobernabilidad democrática.
Es, por otro lado, un centro de acción, que hace valer ese conocimiento y esa información a través de una gran variedad de proyectos de asistencia técnica en el terreno. En la actualidad, estamos activos, en diferentes modalidades, en más de 70 países del mundo, incluido México, donde tenemos una oficina nacional. Eso ha sido posible, debo decirlo, gracias a la colaboración generosa del Tribunal Electoral, que ha visto en IDEA un socio estratégico para apoyar los esfuerzos de reforma electoral y política en México. Esa relación de cercanía nos honra y queremos mantenerla y acrecentarla en el futuro.
En México y en el resto del mundo, IDEA Internacional simboliza la noción de que la lucha por hacer avanzar la democracia no deber ser un esfuerzo solitario; que hay valor en la tarea de sistematizar y compartir el conocimiento y la experiencia comparada sobre los procesos democráticos a quienes están en las trincheras construyendo democracia.
Nuestro Reporte sobre el Estado Global de la Democracia está sustentado por esa vocación de producir investigación orientada a la acción y a la formulación de políticas públicas. Y permítanme decir que es una iniciativa única. El nuestro es, actualmente, el único reporte global sobre la democracia producido por una institución inter-gubernamental.
El proyecto se inició en el año 2016 con una generosa contribución del gobierno de Suecia, nuestro país sede, y ya produjo un primer reporte, publicado en el 2017. Lo que estamos poniendo en sus manos hoy es la segunda edición de un detallado examen de la salud de la democracia, que esperamos seguir publicando cada 2 años como un producto emblemático de nuestras labores de investigación.
El informe ofrece un comprensivo análisis sobre el estado de la democracia en el mundo, basado en datos muy robustos. Los índices sobre el Estado Global de la Democracia que sostienen nuestro análisis han sido desarrollados con la colaboración estrecha del Instituto sobre Variedades de la Democracia (V-Dem), con sede en la Universidad de Gotemburgo, en Suecia. Quiero enfatizar el gran valor que atribuimos a la colaboración con V-Dem, cuyos datos son uno de los insumos principales de nuestro reporte. Los índices cubren 97 indicadores de desempeño político, para 158 países, a partir de 1975, año con año, hasta el 2018.
Se trata, pues, de un esfuerzo de investigación considerable, que resulta oportuno a la luz del clima de opinión que rodea a la democracia en este momento. La extendida narrativa negativa sobre la democracia no está exenta de consecuencias y, en muchos casos, es propagada por quienes buscan beneficiarse de ella. Antes de aceptar por su valor facial esta visión sobre el estado de la democracia, más nos vale someterla al ácido examen de la realidad.
Eso es lo que estamos tratando de hacer aquí. El informe es, de algún modo, un intento por modificar la actual narrativa sobre la democracia –como la vemos en los medios de comunicación y en los debates globales—en la dirección de una discusión más sutil y balanceada, que muestre los retos globales de la democracia, pero también sus avances.
Esto lo hacemos, además, de una manera que ofrece no sólo un diagnóstico empíricamente riguroso sino también recomendaciones prácticas para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades existentes para la profundización de la democracia. Estas recomendaciones han sido desarrolladas sobre la base de lecciones acumuladas en el trabajo de nuestro instituto por más de dos décadas de facilitar asistencia técnica para las reformas democráticas en todo el mundo.
El reporte está orientado y adaptado a las necesidades de formuladores de política pública, pero también provee argumentos y herramientas analíticas a los medios de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en diversos temas de la agenda de la construcción de la democracia. Los datos son muy útiles para ayudar a las organizaciones multilaterales e internacionales a identificar áreas prioritarias de reforma y países que requieren atención y apoyo especiales.
Al mismo tiempo, el reporte llena una brecha importante en nuestro conocimiento al explorar los vínculos entre la democracia y el desarrollo sostenible, en el marco de la Agenda 2030. Los índices sobre el Estado Global de la Democracia permiten a los países monitorear el progreso hacia el logro de 8 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el Objetivo 16 (sobre la paz, la justicia y la fortaleza institucional) y el Objetivo 5.5 (sobre la participación política de las mujeres).
Este trabajo ayuda a diseccionar y a comprender mejor algunos complejos fenómenos globales, con profundas implicaciones para la democracia, como lo son las causas e impactos del populismo; las modalidades de retroceso democrático; los riesgos relacionados a la celebración de elecciones en contextos de fragilidad; el demoledor efecto de la corrupción y de las prácticas irregulares de financiamiento político; y las ambiguas consecuencias de las tecnologías de la información y la comunicación para la democracia.
El lanzamiento de hoy compartirá con ustedes algunos de los principales hallazgos del reporte. Es apenas una manera de iniciar la conversación. Esperamos que los incite a leer el documento o, al menos, algunos de los capítulos regionales de su interés, y a usar este material como referencia para su trabajo en temas de democracia y gobernabilidad.
Pero cabe decir que este lanzamiento también es una oportunidad para discutir específicamente sobre dónde estamos en materia democrática en América Latina, a algo más de 40 años de haber iniciado las transiciones democráticas en la región. A la luz de lo que hemos visto en los últimos meses, creo que hay pocas dudas sobre la urgencia de reflexionar con rigor sobre la aventura democrática latinoamericana, sobre sus logros y carencias, sobre los cambios sociales que la democracia ha hecho posible en la región y sobre los cambios sociales que nuestros sistemas políticos persisten en obstruir, pese a la abrumadora urgencia de algunos de ellos. Yo espero que hablemos aquí de lo que implica para nuestras democracias el pesado fardo de desigualdades sin paralelo, como también de la jubilosa emergencia de ciudadanías cada vez más exigentes y más conscientes de sus derechos en la región; que hablemos de viejos vicios políticos, como la corrupción y el clientelismo, y también de la expansión de las fronteras democráticas mediante el reconocimiento de derechos fundamentales a minorías marginalizadas desde siempre; que hablemos de la irritante persistencia de obstáculos que impiden la participación política igualitaria de la mujer, pero también de la promesa que ofrecen a la democracia los acuerdos políticos amplios para impulsar reformas fundamentales.
Yo quisiera que esta actividad nos de la oportunidad de hacer el inventario de lo que hemos avanzado en la tarea de construir democracias donde los derechos fundamentales no sean una quimera, pero también el inventario de las libertades que nos faltan, que no son más que los dolores que nos quedan, como lo advertían los estudiantes de la Universidad de Córdoba hace algo más de un siglo.
Ojalá hagamos ese inventario sin sucumbir a la autocomplacencia y sin regodearnos por las enormes imperfecciones de nuestras democracias, que pese a todo son mejores que las calamidades autoritarias que las precedieron. Ojalá hagamos ese repaso con el fin de identificar las tareas concretas que nos toca emprender como funcionarios públicos, como académicos, como activistas o simplemente como ciudadanos, si hemos de acercar cada día más la práctica de nuestros sistemas políticos y de nuestra vida social al ideal democrático.
Arrojar luz tanto sobre los problemas que afligen a nuestras democracias como sobre las posibles soluciones es, pues, el cometido que nos trae aquí. Al igual que todo el trabajo que IDEA Internacional hace a escala global, la investigación que hoy compartimos con ustedes está imbuida de un sentido de urgencia, pero también de posibilidad y de esperanza. A través de este reporte queremos proveer conocimiento, recomendaciones y herramientas para la acción a quienes están involucrados en los procesos de construcción democrática a nivel sub-nacional, nacional y regional. Queremos advertir los peligros, pero también animar y apuntalar los esfuerzos para proteger y profundizar la democracia en el mundo. Solo si emprendemos un enorme esfuerzo colectivo, alimentado por la convicción, pero anclado en la evidencia, seremos capaces de confrontar los desafíos políticos actuales y de revivir la promesa democrática, que al día de hoy, y pese a todos sus problemas, sigue siendo la única promesa política compatible con la dignidad humana.
Muchas gracias.